La INASIBLE
QUIÉN VIVE. Estampas del desierto
Foto: Virginia Arencibia
Foto: Virginia Arencibia
Foto: Virginia Arencibia
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA
Escenografía y atrezo
Carmen Rodríguez Santana
Vestuario
Pola Ramírez Martel y
Carmen Rodríguez Santana
Diseño luz, sonido y video
Benito Arencibia García
Técnico luz y sonido
Benito Arencibia García
Fotografía
Sonsoles León
Video
Alejandro Ramos
Creación, Puesta en escena e
Interpretación
Mónica Aguiar
Producción
La Inasible
TEATRO CONTEMPORÁNEO
Duración: 55 minutos.
País: España (Canarias)
Idioma: Castellano
Dimensiones mínimas: 4 x 6 metros
3,5 m altura
SINOPSIS
Obra contemporánea de creación propia para una sola actriz. Deconstrucción escénica, dividida en cuatro actos y doce estampas, en la que se van habitando y desvelando algunos cuestionamientos a cerca de los vínculos de poder y sumisión.
La obra se construye a partir de la premisa de que hay una falla en una sociedad que no se moviliza, o al menos no lo suficiente, ante las relaciones de poder que se manifiestan en las relaciones, a veces de formas sutiles, pero que en un lado más extremo y visible se muestra a través de la violencia de género.
Nace de la necesidad de restablecer un orden desde la poética, al sinsentido de las relaciones. Un lugar de cuestionamiento propio y compartido en el que lo artístico ofrece un marco de trascendencia donde soñar la realidad que duele, con los ojos abiertos.
La protagonista realiza un viaje metafórico en el que transita por distintas escenas y encarna diferentes personajes para intentar desvelar y comprender cuáles son algunos de los factores que están “alimentando” este tipo de relaciones.
Concibiendo lo relacional como una dimensión práctica y visible de la interiorizada sociedad patriarcal, basada en relaciones de poder y sumisión en cualquiera de las área vitales: en los vínculos afectivos (con el otro y con uno mismo), en las ideas y en el entorno, que conduce a una espiral de separación jerárquica en la que como sociedad vivimos ajenos al propio latido y no nos retorcemos ante los abusos, violaciones y asesinatos.
En este recorrido aparecen muchos subtemas susceptibles de introducir en un diálogo posterior: Los ideales de belleza a los que están sometidas las mujeres, la construcción de la propia imagen a través de la mirada de los otros, el amor romántico, los argumentos utilizados para justificar o invisibilizar la gravedad del problema, la incomodidad que puede surgir sólo con la propia exposición del tema, las distintos roles que nos habitan, la violencia machista y otros matices que puedan derivarse de las distintas lecturas del público. Planteados como una invitación al cuestionamiento necesario. ¿Por qué este “escenario” no es lo suficientemente incómodo para generar un cambio? Apareciendo otro generador del proyecto que es la invisibilización, naturalización y falta de consciencia social para percibir la gravedad del problema, normalizando la violencia y asumiéndola como fruto de una forma natural de relacionarse entre hombres y mujeres pero también en todos esos otros vínculos, como señalaba anteriormente, en los que el modelo patriarcal es el dominante.
De esta manera, lo teatral permite hacer visible lo invisible, dando una nueva dimensión a lo cotidiano. Es entonces cuando el ritual creado entre actriz y público sirve para trascender e imaginar otros lugares posibles.
¿Qué es lo que hace falta para despertar de la indiferencia?
Las palabras acaban gastándose a base de repetirlas...
No quiero usar pretextos... palabras muertas como mujeres muertas, palabras muertas como tierras desertizadas....
No quiero hacer un discurso para no mirarme...
Sólo quiero transitar un camino por el desierto del alma...
Sedienta de amor...